Y entonces…

… y entonces, cuando todo parecía haber decantado, comenzaron las llamadas mudas desde distintos números a mis distintos números – en sincronía perfecta con mis cronometradas costumbres-, ¡que extrañas coincidencias!, esas pequeñas y grandes cosas que me hacen pensar en el delirio de una mujer celosa, quien tiene todo, excepto la atención del hombre por quien se desvela, para saber si en mi voz diciendo «aló ¿quién es?» encuentra el secreto… de ese amor que se le niega y que se me ofrece a cambio de nada -aún-; en un persistente, pero cobarde enamorado; en un agente de cobranza, quien sin conocerme, decide no cobrar aún, cuando ya ha marcado mi número; en la fuerza de las alucinaciones… y no me queda más que escribir, mientras decido entre pagar mis cuentas; decirle a la celosa que tiene razón, que efectivamente, mientras más escapo, él más me busca…; pedir una nueva cita con el psiquiatra, para que me aclare si el poder de la mente puede alterar la información de un registro de llamadas; finalmente, orar porque ese cobarde sea quien quiero que sea, y por fin pueda invitarme a todos los lugares a los que ha ido imaginariamente y en sus sueños conmigo… porque todavía no he dejado de soñar que al responder una llamada desconocida, suene su inconfundible voz… pero esta vez: decidida, dulce, y sobre todo, libre; porque bien sabe que si yo hubiese querido sólo una aventurilla intrascendente con él, ya la hubiese tenido, dado su pasado de Casanova…

(2017/04/13)

 

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Un comentario en “Y entonces…”

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