Error de cálculo

Y cometiste un grave error de cálculo, al pensar que las actitudes que tomaste te harían más deseable. No niego que pensé mucho en ti en estos años, para terminar concluyendo que aparentemente perdí todo este tiempo. Y digo aparentemente, porque no eras el único que observaba (mientras tenías un hogar en otro lado). Hace unos meses noté que alguien que atrajo mi atención también fue atraido hacia mí. Los dividendos del juego que inventé para ti, cuando creía que estabas solo, fueron cosechados, no en el mundo tangible aún, sino en ese misterioso «lugar» que hizo que cada vez me asaltara menos tu imagen, la que se fue desdibujando en proporción directa a tus desplantes y errores tácticos. Hoy en el primer y último pensamiento de cada jornada hay un hombre cuyo rostro hasta me he atrevido a pintar con detalle. No como te pinté a ti -y a mí caminando sobre el agua y bajo una reunión de ángeles- apenas insinuando tus formas, porque «eso de nosotros» era una nada donde introdujiste a cada mujer que le sirvió de escudo a tu cobardía. Hoy tú estás perdiendo el tiempo, y te lo advierto, porque sé que no vas a venir a preguntar qué fue de eso… Quizás hasta te sientas tentado a creer que te traicioné; quizás te conformes con una vida en la que apenas tengas mi aroma, como la que tuve mientras esperaba algo de ti. ¿Quién se conforma con el olor de un bocado servido con alevosía en otro plato? Hay que estar enfermo para no darse cuenta de que las decisiones traen consecuencias. Decidir quererte fue un salto al vacío que se fue transformando en suicidio…
Pero me sané de ti, quizás sea tiempo de que te sanes de los errores que cometiste frente a mis propios ojos. No sé que cosas te contaron de mí, ni tuve oportunidad alguna de explicarte…
Estás errando nuevamente ahora, al creer tal vez, que queda algo en mí para ti -nadie te robó, tú lo mataste-. Veo una búsqueda agónica e infructuosa, pero no quiero que mueras, ni que sigas atado. Por años pudiste llevar una vida en la que, al parecer, no me necesitabas. Tampoco necesitas seguir en ese juego que nos condujo a nada. No sé qué pasa por tu mente, cómo es que cuelgas fotos de otra mujer y pretendes… Si te odiara, debería regocijarme en tu ¿dolor?, pero aunque creo que no tienes corazón, y que por tal motivo te ensañaste, quiero que sepas la verdad… No para dañarte, sino para que no abrigues esperanzas (ya) infundadas, hasta que un día ya no pienses más en mí ni en los números que marcaron estos años desiertos.

2021 | 05 | 11

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