Y un día le propuse oir esta versión con agua de Claro de Luna cada jueves entre las 23:02 y las 00:00, con los ojos vendados.
La primera vez, luego de unos minutos aparecieron unos engranajes en un fondo oscuro; más tarde, unas olas de un mar nocturno algo agitado; y así se fueron sucediendo imágenes y sensaciones cada vez más vívidas.
En un momento comencé a alternar entre ser transparente y casi líquida y tibia en su espalda y en su nuca, cuando yacía boca abajo, dejándose; para luego aparecer en un cuerpo pegado a unas manos que no paraban de tocar sus mejillas y su frente, la curva donde comienza su nariz, y su cuello.
Comencé a decirle al oído cosas que sólo entienden los amantes.
La música paró de pronto, para después reanudarse salpicada de palabras entrecortadas e inconexas, difusas entre los sonidos de los planetas y las estrellas.
Nos quedamos un poco más, cada cual en su habitación, cada cual en su región, somnolientos, sonrientes y perplejos, analizando qué es lo real y si acaso importa. Y nos despedirnos sin palabras hasta el siguiente jueves a las 23:02.
2023 | 11 | 16