Tapándome la boca


En mi caso hoy, antes había un suave murmullo, pero dos grupos se fueron y quedó un silencio casi perfecto (como los del Chavo del Ocho); en eso mi estómago reclamó alimentos, como un monstruo hambriento, y recordé que una vez me pasó lo mismo en una clase en la PUCV y que un compañero sentado a mi lado giró su cabeza bruscamente hacia mi vientre.
Eso me hizo recordar también las desafortunadas veces en que por nervios cuando era niña y luego adolescente me comencé a reir en velatorios o funerales, al punto que debía salir de los lugares para no ser ni parecer irrespetuosa…
Luego recordé que una vez una sobrina me dijo que a veces me reía como Patán, uno de unos dibujos animados antiguos y me imitó… Así sonaba hoy también. Eso me trajo recuerdos de algunos letreros que me han causado mucha risa y que vienen constantemente a mi memoria, que hace unas conexiones instantáneas asombrosas. Además del hecho de que mientras vivo algunos momentos con todas sus sensaciones, al mismo tiempo los puedo observar como desde fuera.
Unos diez o quince minutos sin poder parar de reírme, tapándome la boca. Como tenía en frente mi computador, busqué una lectura triste que neutralizara las risas…
Las malas o buenas pasadas que nos juegan la mente y la memoria. Salgo muy poco de mi casa, donde hubiese podido reirme a mis anchas y sin culpa. El lugar fue la Biblioteca Regional Gabriela Mistral, donde me inscribí, me traje tres libros en préstamo; luego fui invitada a un lanzamiento de otro libro en el mismo recinto y me regalaron uno, pasé el dato de las situaciones de mi comunidad, conocí personas muy agradables. Un día redondo.

2023 | 05 | 24